LAS DIFERENTES FORMAS DE SOLEDAD ENTRE LAS PERSONAS MAYORES Y LA IMPORTANCIA DE LOS VÍNCULOS SOCIALES EN LA ERA DIGITAL

Con la prolongación de la vida, la soledad de las personas mayores se ha convertido en un problema social de primer orden. Este fenómeno, aunque a menudo silencioso, afecta a un número creciente de personas mayores en Francia y en todo el mundo. Comprender las distintas formas de soledad que afectan a esta población es esencial si queremos responder más eficazmente, sobre todo porque la tecnología, en particular la videoconferencia, ofrece ahora soluciones prácticas para romper el aislamiento.

Las múltiples caras de la soledad

La soledad entre los ancianos puede adoptar muchas formas:

  • Soledad social, que resulta de la falta de contactos o relaciones regulares. Suele producirse tras acontecimientos vitales importantes: la muerte del cónyuge, la separación de los hijos, la jubilación, la pérdida de independencia o el traslado a un centro asistencial.
  • La soledad emocional, incluso en presencia de otras personas, se caracteriza por un sentimiento de vacío emocional o la falta de una conexión profunda y significativa.
  • Aislamiento geográfico, cuando los familiares viven lejos o la movilidad es reducida (problemas de salud, falta de transporte, entorno inadecuado).
  • Aislamiento digital, vinculado a la brecha tecnológica que impide a algunos mayores acceder a los medios modernos de comunicación.

Un fenómeno de rápido crecimiento

Según el informe 2021 de la Fundación de Francia, más de 4 millones de personas mayores de 60 años se sienten solas en Francia. De ellas, casi 900.000 se encuentran en una situación de aislamiento social intenso, apenas ven a sus seres más queridos o no tienen ninguna interacción social regular.

En todo el mundo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 1 de cada 3 personas mayores sufre soledad. Esta cifra aumentará a medida que envejezca la población mundial: en 2050, una de cada seis personas tendrá más de 65 años.

La soledad no es sólo una dolencia psicológica: tiene un impacto directo en nuestra salud. Aumenta el riesgo de depresión, enfermedades cardiovasculares, trastornos cognitivos e incluso muerte prematura. Un estudio publicado en Perspectives on Psychological Science (2015) demostró que el aislamiento social aumenta el riesgo de muerte prematura en un 26%.

El vídeo, un vínculo vital frente a la distancia

Las herramientas digitales pueden desempeñar un papel esencial para ayudar a las familias que viven más alejadas. La videoconferencia, en particular, ayuda a recrear una sensación de presencia a pesar de la distancia. Ver el rostro de un ser querido, compartir un momento en directo, aunque sea a través de una pantalla, aporta un consuelo real y refuerza los lazos afectivos.

Estas herramientas también son inestimables para aclarar cualquier duda: cuando una persona mayor no contesta al teléfono o parece estar angustiada, una videollamada permite a un familiar o a un profesional comprobar su estado, verificar las condiciones de vida o intervenir rápidamente si es necesario.

Están surgiendo numerosas iniciativas que combinan el apoyo digital con la lucha contra el aislamiento. Algunas asociaciones, como Les Petits Frères des Pauvres, han creado sistemas de llamadas regulares, a veces mediante vídeo, para recrear vínculos sociales. Las autoridades locales también están equipando los domicilios de las personas mayores con tabletas simplificadas con videollamadas integradas.

Conclusión

La soledad entre las personas mayores es una realidad compleja y polifacética con consecuencias de gran alcance. En una sociedad cada vez más digital, herramientas de comunicación como la videoconferencia se están convirtiendo en aliados inestimables para mantener los vínculos sociales, incluso a distancia. Pero todavía tenemos que apoyar a las personas mayores en su uso y adaptar estas tecnologías a sus necesidades. Porque más allá de las herramientas, la calidez del vínculo humano sigue siendo la clave para combatir el aislamiento a largo plazo.

LAS RAZONES DEL AISLAMIENTO SOCIAL DE LAS PERSONAS MAYORES

El aislamiento social de las personas mayores es un fenómeno preocupante que afecta a una parte importante de esta población en todo el mundo. Las consecuencias de este aislamiento pueden ser perjudiciales, tanto física como mentalmente. Varios factores contribuyen a esta realidad, y es esencial comprenderlos para actuar con mayor eficacia.

1. La pérdida de seres queridos

Uno de los principales factores del aislamiento social de las personas mayores es la pérdida de pareja, amigos o familiares. Con la edad, es frecuente que se reduzca el círculo social, lo que puede provocar sentimientos de soledad y desesperación.

2. Movilidad reducida

Muchas personas mayores sufren problemas de movilidad que limitan su capacidad para salir e interactuar con el mundo exterior. El dolor físico, la artritis u otras enfermedades pueden dificultar el desplazamiento, creando una barrera para la socialización.

3. Jubilación y cambio de estilo de vida

La jubilación suele marcar un punto de inflexión importante en la vida de las personas. Para muchas personas, dejar el trabajo significa perder la interacción habitual con los compañeros. Este cambio puede ser difícil de sobrellevar, sobre todo si el individuo no tiene actividades alternativas para mantener los vínculos sociales.

4. La tecnología

El auge de las tecnologías de la comunicación, aunque beneficioso para algunos, también puede exacerbar el aislamiento social. Muchas personas mayores no dominan las herramientas digitales, lo que les impide mantenerse en contacto con sus seres queridos. La brecha digital es, por tanto, un obstáculo importante para la socialización.

5. Problemas de salud mental

Los problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad, son frecuentes entre las personas mayores y pueden agravar el aislamiento social. Estas condiciones pueden dificultar el establecimiento de nuevos vínculos sociales o la participación en actividades comunitarias.

6. Falta de oportunidades sociales

En algunas comunidades pueden faltar infraestructuras o actividades adaptadas a las personas mayores. Los centros de ocio, los clubes y las actividades intergeneracionales suelen ser inadecuados, lo que limita las oportunidades de conocer a otras personas.

7. Estigma y prejuicios

Las personas mayores también pueden enfrentarse a estereotipos negativos, que pueden disuadirlas de participar socialmente. El miedo a ser juzgados o a no ser comprendidos puede llevarles a retraerse aún más.

Conclusión

El aislamiento social de las personas mayores es una cuestión compleja que requiere especial atención. Si se comprenden las diversas causas de este aislamiento, es posible desarrollar estrategias eficaces para fomentar la socialización y mejorar la calidad de vida de las personas mayores. Las iniciativas comunitarias, el apoyo familiar y la educación en el uso de las nuevas tecnologías pueden desempeñar un papel crucial en la lucha contra el aislamiento social. Juntos podemos crear un entorno integrador que valore y respete a los mayores.

Homelinks actúa directamente sobre los factores de movilidad reducida, tecnología y falta de oportunidades sociales

EL AISLAMIENTO DE LOS INQUILINOS MAYORES EN LOS BLOQUES DE PISOS: UN RETO ANTE EL USO EXCLUSIVO DE LA TECNOLOGÍA DIGITAL POR PARTE DE LOS PROPIETARIOS

El aislamiento de las personas mayores es un problema social creciente, y una de las causas que a menudo se pasa por alto es la forma en que los propietarios se comunican con sus inquilinos ancianos. Aunque la transición digital ha facilitado la gestión inmobiliaria, también ha dificultado aún más el acceso a la información y los servicios para una parte importante de la población mayor, sobre todo la que vive en bloques de pisos. La falta de soluciones de comunicación alternativas adecuadas puede provocar un profundo aislamiento, a menudo agravado por la falta de interacción humana en la vida cotidiana.

Comunicación digital cada vez más exclusiva

Cada vez más propietarios, ya sean privados, públicos o administradores de fincas a gran escala, recurren a la tecnología digital para gestionar sus propiedades. Todo, desde las ofertas de vivienda y la información práctica hasta las actualizaciones del estado de las propiedades, los procedimientos administrativos e incluso la gestión de los pagos, se hace ahora sin papel. Esta evolución, en gran medida beneficiosa en una sociedad digital, plantea sin embargo un gran problema a las personas mayores, sobre todo a las que alquilan viviendas en bloques de pisos.

Los residentes de más edad, que suelen estar menos familiarizados con las herramientas digitales, pueden verse excluidos. Para ellos, acceder a un portal de alquiler online o recibir una notificación por correo electrónico no es una opción viable. Muchos de ellos no tienen el equipo necesario, o simplemente no saben cómo utilizarlo, ya sea para comprobar su alquiler, informar de una avería o incluso participar en reuniones de copropiedad. Esta brecha digital les priva no sólo de información esencial, sino también de un vínculo social que, más allá del aspecto funcional, tiene una dimensión humana fundamental.

El impacto del aislamiento en el bienestar de las personas mayores

El aislamiento, tanto social como digital, tiene un impacto directo en la calidad de vida de las personas mayores. Sin una comunicación fácil y accesible con su casero, los mayores corren el riesgo de sentirse invisibles y desatendidos. Una persona mayor que no pueda resolver una simple avería en su vivienda, o que no reciba información sobre la gestión del edificio, como obras previstas o cambios en el reglamento de copropiedad, puede sentirse rápidamente excluida o incluso abandonada.

El aislamiento digital también agrava el aislamiento social al reducir las oportunidades de interacción, incluso a distancia. Cuando la única forma de comunicación con el propietario es el correo electrónico o un formulario en línea, muchas personas mayores, que ya son vulnerables, se ven incapaces de buscar la ayuda que necesitan. Sin contacto humano directo, pueden sentirse rápidamente ignorados y desconectados de la vida del edificio, lo que les provoca sentimientos de inutilidad e incluso problemas de salud mental como la depresión.

Soluciones a poner en marcha

Es esencial que los propietarios y los administradores de fincas tomen conciencia de este problema y pongan en marcha soluciones adecuadas para garantizar una comunicación integradora. He aquí algunas ideas para superar esta deficiencia:

  1. Multicanal: Diversificar los canales de comunicación
    Además de las herramientas digitales, es vital mantener los canales tradicionales de comunicación: correo, llamadas telefónicas, incluso visitas a domicilio en algunos casos. Los administradores de edificios pueden organizar encuentros personales o a intervalos regulares con sus inquilinos más antiguos para responder a cualquier pregunta que puedan tener.

  2. Soporte digital
    La creación de servicios de apoyo al uso de herramientas digitales, como talleres o sesiones de formación, puede ayudar a las personas mayores a familiarizarse con las tecnologías. Esto les permitiría acceder más fácilmente a la información en línea, manteniendo al mismo tiempo un vínculo con su gestor.

  3. Creación de un equipo dedicado a ayudar a las personas mayores
    Para los inquilinos especialmente vulnerables, podrían crearse personas de contacto especializadas, formadas para tratar con este grupo de edad. Estas personas se encargarían de comunicarse con los mayores de forma personalizada, responder a sus necesidades y ayudarles con sus trámites administrativos.

  4. Reforzar los vínculos comunitarios dentro de los edificios
    También es crucial promover iniciativas que animen a los mayores a socializar dentro del edificio. Los actos periódicos, los grupos de debate o incluso los voluntarios que visitan a los inquilinos mayores pueden ayudar a combatir el aislamiento social.

Conclusión

El problema del aislamiento de los inquilinos mayores en los bloques de pisos, agravado por una comunicación exclusivamente digital, exige una sensibilización y una acción proactiva por parte de los propietarios y los gestores de los edificios. Diversificando los canales de comunicación y situando a las personas en el centro de la gestión del alquiler, es posible reducir este aislamiento y mejorar el bienestar de las personas mayores, ofreciéndoles una solución práctica, respetuosa e integradora. Para que la transición digital sea realmente beneficiosa para todos, debe llevarse a cabo respetando las necesidades y realidades de cada inquilino, sea cual sea su edad.

Mon Lien Visio es un servicio a disposición de todos los arrendadores, que les permite comunicarse con sus inquilinos mayores en colaboración con sus equipos y cuidadores in situ.